cuadro: Cuarto Estado
  
 
 Julio 
Anguita 
 La experiencia diaria nos demuestra que, 
independientemente de la adscripción ideológica, política, sindical o 
profesional de cada uno y de cada una, somos mayoría quienes coincidimos 
en señalar y comentar una serie de evidencias que el sentido común más a ras de 
tierra no tiene por menos que reconocer como verdaderas e indiscutibles. A 
título de apretado resumen veamos algunas de ellas: 
1. Somos mayoría quienes empezamos 
a vislumbrar que esta situación no tiene remedio con las medidas que -con la 
excusa de la UE y los mercados- el poder económico-financiero está imponiendo. 
La deuda de las familias, la banca, las empresas y el Estado (con sus tres 
administraciones) es la siguiente:
 Deuda del Estado ……………………….… 600.000 
millones de euros 
 Deuda de las familias a los bancos……………. 1 
billón de euros 
 Deuda de las empresas a los bancos………….. 
1´3 billones de euros 
 Deuda de la banca al BCE y otros…………… 
200.000 millones aproximadamente
  Esta cantidad es impagable 
y lo es porque debido a la política de recortes y reformas del mercado 
laboral añadidas a la crisis, han producido una depresión que no da señales de 
acabar; muy al contrario, parece que va a continuar sin saber hasta cuando. Y a 
pesar de ello cada día hay una subasta de títulos, bonos y pagarés a creciente 
interés y con una prima de riesgo disparada, el Estado interviene y nacionaliza 
las pérdidas de los bancos quebrados con la confesada intención de devolverlos 
al sector privado una vez saneados.
 
La ayuda de la UE a los bancos está 
avalada por el Estado y en consecuencia éste asume, como garante último, la 
devolución del préstamo. Los recortes a las condiciones de vida de la ciudadanía 
continúan en una clara transgresión, no sólo de la solemne Declaración de DDHH 
de la ONU sino -incluso- de los Títulos Preliminar y VII de la vigente 
Constitución Española. No hace un año todavía la Constitución ha sido modificada 
en su artículo 135 a fin de que la deuda tenga preferencia de pago sobre 
cualquier otro gasto público. El llamado Estado de Derecho ya no es tal. 
Paralelo al Estado y sus administraciones, existe otro que informa el impulso de 
la acción política; un doble Estado formado por mafias, redes clientelares, 
intereses espurios, grupos de presión y alguna que otra alcantarilla. La 
situación es todavía susceptible de empeorar si no se ataja esta 
política. 
2. Somos mayoría quienes padecemos 
en nuestra propia situación, en la del entorno familiar, en la del vecinal o en 
el de nuestras amistades, el problema lacerante del paro, la precariedad, o las 
mil y una formas de degradar el ejercicio del trabajo. Y si a la cifra 
millonaria de parados y mal contratados le añadimos la evidencia de que los 
poderes públicos sólo plantean escapistas fórmulas consistentes en esperar una - 
cada vez más hipotética- recuperación que traiga “el crecimiento y la creación 
de empleo”, tendremos el cuadro de una situación sin esperanza, sin proyecto y 
sin calendario alguno. Así el discurso oficial (que es el del Gobierno pero 
también el de otros) alaba la flexibilidad en los despidos, la ruptura de los 
convenios o la trata de casi esclavos como una medida necesaria para crear 
empleo. De la misma manera se afirma que los recortes en sanidad ayudan a una 
mejor asistencia sanitaria y los recortes en educación producen una mayor 
calidad de la misma. Y en resumen, el discurso del absurdo, del cinismo y del 
aventurerismo conceptual y lingüístico que ha raptado a la razón, la lógica y 
hasta el más llano sentido común. Pero lo que constituye el mayor agravio para 
los que en estas circunstancias todavía tienen un puesto de trabajo, es oír como 
el mismo no es un derecho constitucional sino un privilegio. 
3. Somos mayoría quienes padecemos en 
nuestras carnes -o en las de infinidad de familias- la pérdida de horizonte, de 
futuro y de expectativas para la juventud española. Hace años el Consejo 
Superior de Investigaciones Científicas le encargó a James Petras, sociólogo 
norteamericano y catedrático de varias universidades estadounidenses, la 
elaboración de un estudio sobre las perspectivas de trabajo para los jóvenes de 
España. Petras entregó el trabajo en 1996, le pagaron y archivaron los estudios 
encargados. En aquellos documentos, que hoy están al alcance de cualquiera que 
quiera entrar en la red, el profesor Petras lanzaba el aviso de que ya estábamos 
ante las primeras generaciones que iban a vivir peor que sus padres. ¿Qué se 
hizo para evitar este drama? ¿Han reparado algunos “patriotas” en que cuando la 
juventud de un país sólo tiene como horizonte la emigración (para titulados) o 
la prolongación sine die de la tutela familiar, ese país deja de existir? ¿Qué 
padre o madre no estarían dispuestos, junto con sus hijos, a hacer algo efectivo 
para evitar este holocausto generacional? 
4. Somos mayoría quienes presenciamos 
con asombro y escándalo que la corrupción se ha transformado en el hábitat 
cotidiano de nuestra existencia. Una corrupción que atraviesa los tres Poderes 
del Estado y llega hasta las más altas magistraturas del mismo. Financiaciones 
irregulares, negocios más que turbios, sobornos, tráfico de influencias, 
despilfarro del dinero público en obras faraónicas e inservibles, compra de 
material bélico, impagable y también inservible para los fines que se le 
atribuyen, sueldos de escándalo, trato de favor desde los poderes públicos a 
delincuentes convictos, desviación o paralización de la acción de la Justicia 
sobre presuntos delincuentes, uso torticero de los caudales públicos en 
beneficio de operaciones clientelares, etc. etc. etc. Pero la mayor de las 
corrupciones estriba en la concepción que se ha ido abriendo paso como 
consecuencia de estos desmanes: para una parte de la población el dinero público 
no es de nadie sino de quien se atreve a dilapidarlo, robarlo o malversarlo. El 
escándalo mayor no son sólo los delitos económicos en sí mismos sino también la 
indiferencia generalizada, la tolerancia social, la complicidad anímica con que 
son recibidos. A lo más, un chiste, una broma o un comentario jocoso.
 5. Somos mayoría quienes vivimos 
en una auténtica inversión de valores sociales. La economía basada en la 
creación de mercancías, bienes y servicios, la laboriosidad, la ética cívica, el 
rigor en los conceptos y palabras, el uso productivo del ahorro ciudadano, el 
respeto al ámbito legal en la contratación, remuneración y previsión de futuro 
de los asalariados, ha sido sustituido por la economía del pelotazo, el negocio 
fácil, el tente mientras cobro, los contratos basura, la segregación laboral 
según el sexo y la situación de embarazo en el caso de las mujeres, la amenaza 
de despido como herramienta omnipresente en las relaciones laborales, las 
promesas de inversiones fáciles y lucrativas que han desembocado en estafas 
hechas a los ahorros de capas populares y medias; y en general toda una amplia 
gama de contravalores basados en el individualismo, el consumismo y un hedonismo 
cutre.
La filosofía basada en el negocio fácil, 
rápido y de alta rentabilidad se ha constituido en la médula de informes y 
programas económicos de la “modernidad y las altas finanzas”. Ha llegado a la 
Universidad y presidido sus reformas y adaptaciones al mercado y su cuerno de la 
abundancia; ha subvertido los valores de estudio, esfuerzo, tesón y dedicación 
inherentes a la actividad educativa; una actividad en la que lo importante son 
los gráficos, las estadísticas y el panel sobre el que se desarrollan las 
mentiras que obvian situaciones familiares, profesionales de los docentes y del 
sistema educativo en general. En la mentalidad media de alumnos y familias se ha 
instalado el conformismo evidenciado en la pregunta ¿estudiar para qué? 
6. Somos mayoría quienes 
comprobamos cada día cómo la Constitución, los textos legales y demás documentos 
internacionales de obligado cumplimiento son vulnerados, incumplidos, marginados 
y falsificados en su aplicación. La Política, instrumento y ejercicio de servir 
a la mayoría social ha devenido (con contadas excepciones) en una eterna campaña 
electoral en la que promesas, propuestas y proyectos son olvidados con la misma 
ligereza, frivolidad y descaro con que fueron hechos en los tiempos anteriores a 
la cita con las urnas. De ser un campo donde hay una confrontación de programas, 
ideas, valores y ejercicio consecuente del ejemplo, la Política ha devenido en 
la pugna por ser protagonista en el escenario de las instituciones pero sin 
cambiar la obra que se representa; es un relevo en el cuadro de actores sin que 
jamás cambie el libreto. Y cuando se les interpela por este combate amañado, la 
respuesta es decepcionante: son los mercados, las finanzas, la UE, la comunidad 
internacional, etc. Las preguntas surgen espontáneas ¿Por qué hay elecciones 
entonces? ¿Elegimos a un poder democrático o solamente a un zascandil 
correveidile?
La Democracia es traicionada en nombre de 
ella misma. El que todavía conste en el artículo 1.2 de la Constitución que la 
soberanía nacional reside en el pueblo español es un hiriente sarcasmo. Si 
tomamos como referencia el texto constitucional vigente, caeremos en la cuenta 
de que vivimos un Estado de Excepción económico, social, político y ético. Ante 
nosotros se está desarrollando un Golpe de Estado incruento y a cámara 
lenta. 
Esta situación que acabo de describir 
someramente es desagradable, pero desde luego es real y como tal la siente la 
mayoría. Otra cosa es cómo reacciona esa mayoría. A ella me dirijo 
para manifestarle algunas de las conclusiones a las que he llegado tras haber 
meditado sobre estos momentos concretos: 
      1. No hay fuerza política alguna 
que en solitario y en el ámbito específico y único de su actividad, sea capaz de 
asumir la tarea de poner fin a esta situación y además proponga una propuesta 
alternativa en el marco del derecho y la Constitución. La experiencia de los 
últimos años nos lo muestra. Y no la hay porque algunas ya han gobernado en 
balde y otras carecen del respaldo necesario para ello. 
2. No hay fuerza sindical que sea 
capaz de representar a este inmenso colectivo que constituye la mayoría. 
      3. No existe ningún economista o 
colectivo de ellos que a palo seco y con sus ecuaciones, estadísticas y teorías, 
sea capaz, desde la pizarra, de plantear una salida viable y en positivo a este 
desconcierto.
 4. Estas afirmaciones las hago desde 
mi convicción de que las fuerzas políticas y sindicales son necesarias, cumplen 
un rol, aglutinan ideologías (yo mismo milito en el PCE e IU) pero en este 
momento y en virtud de un proceso histórico que comenzó en la Transición, están 
ante una tarea que les desborda.
5. Las consecuencias son obvias: sólo 
un Frente Cívico, una mayoría ciudadana organizada en torno a soluciones 
concretas es capaz de crear la fuerza necesaria para colocarla en la balanza del 
poder en contraposición a otros poderes económicos, y sociales que siendo muy 
minoritarios, detentan en exclusiva el ejercicio del Poder.
 ¿En que situación está la mayoría 
social?
La tremenda paradoja, la inquietante 
contradicción consiste en comparar la gravedad de la situación y la ausencia de 
sujeto social capaz de abordarla y superarla. Se necesita un soporte cívico 
democrático, de valores alternativos, firme, con voluntad de acometer el proceso 
de saneamiento económico, político y ético que la realidad demanda; y sin 
embargo esa fuerza no existe por ahora; existe en potencia pero no en 
acto. 
  La mayoría no tiene más 
homogeneidad que su condición de dominada ayer, hoy y si no lo remediamos, 
mañana también. Pero apenas hay algo más que la haga consciente de que es 
mayoría y puede ejercerla. En ella hay colectivos y personas que luchan como 
pueden contra esta situación; y lo hacen desde distintos supuestos, compromisos 
y proyectos de futuro. En esta mayoría viven multitud de personas que 
limitan su participación cívica a cada acontecimiento electoral y poco más allá. 
Pero además hay un número amplio de indiferentes a cualquier proyecto de acción 
cívica y que con resignación consciente o tácita asumen como inevitable los que 
les ocurre; No faltan tampoco quienes asumen con conciencia de culpa el discurso 
del poder económico y político que generalizando plantea que “hemos vivido por 
encima de nuestras posibilidades”. Es la aceptación del discurso del dominante 
por parte del dominado. Es la represión perfecta: la víctima hace suyos el 
discurso y los valores del victimario.
En esta situación de resignación 
cultivada por el poder, de carencia de futuro y de anomia generalizada me dirijo 
a la mayoría, en mi exclusivo nombre, desde mi libertad y desde la 
convicción de que, si ahora no se lucha, nuestros hijos y nietos no tendrán 
futuro, ni país, ni tampoco se tendrán a ellos mismos. En consecuencia, 
hago una Convocatoria. 
 ¿A quién? 
A la ciudadanía harta de corrupción, de 
injusticias, de frivolidad política, de una práctica económica basada en la 
depredación del propio país, en la desertización de la industria, en la vuelta a 
unas relaciones laborales del siglo XIX y sin otro proyecto que no sea esquilmar 
más aún si cabe a esa mayoría.
A los militantes de fuerzas políticas y 
sindicales para que, a título personal, se incorporen al proyecto que este 
documento expone.
A plataformas, movimientos, colectivos y 
en general a todo grupo organizado que esté dispuesto a cambiar las cosas en el 
sentido de la justicia, la democracia profunda y el vivir en armonía con el 
entorno social, medioambiental y cívico. 
A los hombres y mujeres de la Ciencia, la 
Técnica, la Economía, la Investigación, el Derecho, la Educación, la Sanidad y 
la Cultura para que, en paridad con los demás, aporten sus conocimientos, sus 
experiencias y su capacidad de analizar, sistematizar y exponer. Sin el saber no 
hay más proyecto que la barbarie institucionalizada. 
 ¿Para qué?
El objetivo de la convocatoria es 
doble:
1. Que la mayoría social, por su 
propio impulso, por su propia voluntad y por su creciente toma de conciencia 
devenga en un Frente Cívico que teniéndose a sí mismo como referente, abra paso 
a una situación de plenos derechos económicos y políticos junto con unas 
relaciones personales y sociales fundamentadas en la ética cívica. Un Frente 
Cívico que tenga como protagonista al ciudadano y a la ciudadana; es decir a las 
personas conscientes de que sus deberes son los derechos de los demás y 
viceversa. 
 2. Constituir un referente de poder 
ciudadano que induzca de manera creciente a los poderes públicos a legislar 
y gobernar en beneficio exclusivo de la mayoría. El proceso que conduce a 
estos dos objetivos pudiéramos considerarlo como un proceso constituyente de la 
mayoría social constituida como tal.
¿Cómo? 
Permítanme, aún a riesgo de alargarme, 
que les exponga un símil. Imaginen que estamos ante un gigantesco mapa de España 
totalmente en blanco. Si por cada persona con voluntad de luchar o por cada 
organización, colectivo o asociación de cualquier índole ponemos un alfiler en 
el mapa, estaríamos ante un gigantesco acerico, pero nada más. Sería como una 
yuxtaposición de yos pero sin estructura alguna. Imaginen que con 
paciencia y un lápiz, vamos uniendo entre sí a todos los alfileres clavados en 
el mapa. Al terminar surgirá ante nosotros una red, un tejido, una estructura. 
Los yos han dado paso al nosotros. 
¿Qué tipo de cemento social, qué tipo de 
propuesta qué tipo de ideario es capaz de producir en los integrantes, 
dispersos y aislados de la mayoría, la asunción del nosotros, la mayoría? La 
respuesta es obvia: un Programa, una propuesta concreta, un objetivo, en 
principio cercano y necesario. Especifico las características que le 
atribuyo al mismo:
1. Concreto, inmediato, acorde con 
las necesidades más perentorias y urgentes de los más desfavorecidos de la 
mayoría. 
 2. Aplicable de inmediato como 
garantía, prenda y estímulo de la alianza que se pretende. 
3. Perfectamente factible, 
desarrollable y legal por inspirarse en el texto constitucional vigente. Ruego a 
los lectores que mediten un momento sobre los contenidos de los Títulos 
Preliminar y II de la vigente Constitución. El inicio de un programa debe 
insertarse en la legalidad vigente; el futuro ya irá produciendo sus 
contradicciones. Por otra parte, el programa debe ser capaz de generar la fuerza 
social que democráticamente lo haga cumplir. 
4. Un programa en el que cada 
medida, por simple que parezca, lleve en su formulación la exigencia de un paso 
siguiente, de una propuesta inmediatamente posterior, que permite su 
realización.  
5. Un programa que por su lógica 
interna hace imprescindibles los apoyos mayoritarios y la formación de 
conciencia colectiva tanto para su defensa como para su implantación. 
 6. Elaborado colectivamente. El 
autor de estas líneas tiene una amplia experiencia de cómo esto es posible si 
los que más puedan aportar son conscientes de que la velocidad de un convoy es 
la de su último elemento. 
7. La elaboración colectiva consigue, en un 
determinado nivel de su desarrollo, ir ganando en complejidad, accesibilidad, 
interés y participación.
8. Que con el tiempo y/o la 
coyuntura, termine siendo una Alternativa fundamentada, pueda superar el 
marco actual de relaciones, equilibrios e incluso forma de Estado. 
9. Un programa que por su 
incidencia en la actualidad, atraiga inmediatamente los apoyos 
necesarios no sólo para su elaboración sino para una movilización ciudadana 
consecuente, seria, decisiva y decisoria.
10. Si en cada localidad, personas, 
colectivos y grupos se unen a los demás para elaborar conjuntamente, convocar a 
la ciudadanía, movilizar, salir a la opinión pública y en general crear una 
estructura reticular, la mayoría comenzará el proceso de su toma de 
conciencia.
 11. En todo el proceso hay que 
prevenir que nos asalte el mal de nuestros tiempos: la prisa. Este 
proyecto -si quiere construirse con musculatura y solidez- debe rehuir la 
tentación de cotizar permanentemente en la bolsa mediática. El arranque de los 
trabajos será en muchos casos súbito y arrollador; sin embargo hay que saber 
moderar el tiempo. La Política, la consolidación de proyectos sociales con peso 
e influencia, no pueden ser flor de dos telediarios; el silencio y la discreción 
programados ayudan a crecer. Tiempo, constancia, voluntad y conciencia de lo que 
se quiere son, incluso en esta época de novedades permanentes, la única garantía 
de proyectos serios. 
Al final de este documento y como ponencia 
para iniciar los trabajos, incorporaré una propuesta de de diez puntos que ya en 
otras ocasiones he presentado. 
Cuestiones de estructura 
organizativa.
En estos días mi teléfono personal y las 
entradas al blog del colectivo Prometeo han superado las cotas más impensables. 
Las personas se ponen a mi disposición esperando quizás que se les ubique en una 
tarea, responsabilidad o misión. Por realismo (en mí esa palabra nunca ha 
significado claudicación) debo informar de la situación.  
Yo habría podido dirigirme al PCE o a IU 
demandando infraestructuras, canales organizativos y ayudas de cualquier tipo; 
no lo he hecho. Mi concepción de este proyecto se basa en la total independencia 
de cualquier tipo de organización. El precio a pagar por ello, como el de la 
Libertad o el de la Dignidad, incluye la precariedad de medios, instrumentos y 
capacidades organizativas. En los momentos en los que redacto, sólo tenemos el 
blog (con el permiso de los compañeros de Prometeo), la promesa de determinados 
colectivos de ponerse en marcha inmediatamente y mi voluntad de que esto avance, 
se consolide y produzca un giro total en la vida española. Sin embargo, y como 
propuesta, avanzo algunas ideas organizativas que mi experiencia en la 
elaboración colectiva de otras épocas se han constatado como correctas, 
prácticas, flexibles y muy democráticas: 
1. Creo que la organización por 
incipiente que sea debe atenerse a una estructura geográfica de comarcas, 
provincias, comunidades y Estado español 
2. Lo que articula el funcionamiento es 
la elaboración, discusión y explicación del programa. 
3. En cada lugar, en cada nivel o en 
cada área de especialización temática el funcionamiento debe ser abierto pero 
centrado en la concreción de la propuesta que se trate. 
4. Todo lo demás depende del trabajo 
voluntario y libremente aceptado. No tenemos más que una voluntad firme para que 
este horror acabe y nuestros y nietos tengan algo en lo que enraizarse y 
vivir.
5. Aquí no hay prebendas, cargos, honores 
o distinciones, Aquí solamente hay trabajo, ilusión y deseo de ser 
útiles. 
6. Con el paso de los días, tal vez un mes 
o dos, desde la estructura de coordinación que tengamos, informaremos de la 
marcha de los trabajos.
7. La elaboración de programa no es un 
laboratorio de ideas, propuestas y proyectos sino también un centro de 
movilización para difundir, defender y ganar adeptos al trabajo. Por supuesto 
que en la medida que esto cuaje deberemos, con inteligencia, usar del poder que 
tengamos para influir en la marcha de las cosas.
 El Referente
Como es sabido, en Sabadell me ofrecí como 
referente para este proyecto. Quiero que mis palabras queden nítidas y en 
consecuencia eviten interpretaciones sesgadas y basadas en hipótesis hijas de la 
falta de claridad. 
Un referente es aquella persona que por 
su proyección social o mediática puede, en un determinado momento, simbolizar el 
proyecto siquiera en sus inicios. En mi caso esa proyección ha sido consecuencia 
de una acción pública en el pasado y el presente. Ya no hay más. 
Si este proyecto arranca, se consolida y 
crece, el referente será el proyecto mismo, otros hombres y otras mujeres. Me 
habré ganado el descanso. 
No seré cargo público o tendré presencia 
en la vida institucional. Son tres las razones: mi edad, mi salud y la verdad de 
que nunca segundas partes fueron buenas. 
En esta etapa inicial seré la referencia 
pública para explicar el proyecto, defenderlo, impulsarlo y trabajar en él y 
todo ello a expensas de las decisiones que se tomen por el propio proyecto 
cuando este se consolide y tenga órganos de coordinación. Ello me supondrá un 
esfuerzo y una dedicación que en absoluto puede consistir en ir de la ceca a la 
meca como espectáculo mediático para ganar audiencias o confortar egos.  
Actos públicos los justos y bien 
dosificados. Estas son las condiciones de mi contrato. A trabajar, organizar, 
luchar y consolidar la mayoría. Un abrazo fraternal. 
Programa- ponencia para iniciar los debates 
y la elaboración colectiva.
 Nota.- El presente listado 
de propuestas no tiene otro objetivo que servir de materia concreta para el 
inicio del debate y la elaboración a llevar a los otros y en su momento a la 
opinión pública. Cuando se redactó se tuvieron presentes las características que 
sobre el Programa he escrito antes. Insisto que sólo es un material para 
comenzar.
1. Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de 
1.000 euros al mes. Esta cantidad es exactamente el 72% de la media de los seis 
países de la UE que lo tienen más alto: Luxemburgo (1610 euros), Irlanda (1.462 
euros), Holanda (1.357 euros), Bélgica (1336 euros), Francia (1321 euros), Gran 
Bretaña (1.148 euros) 
2. Ninguna pensión por debajo del 
SMI. 
 3. Extensión y ampliación de la prestación 
por desempleo. Todo lo anterior puede servir también para abordar con 
presupuestos concretos la posibilidad de la Renta Básica. 
4. Reforma Fiscal: progresividad, 
persecución del fraude fiscal, la economía sumergida y los paraísos fiscales. 
Revisión de la legislación sobre las Sociedades de Inversión de Capital Variable 
(SICAV). Dotar de infraestructuras de todo tipo a la Inspección de Fiscal de la 
Hacienda Pública. 
 5. Banca pública como corolario de la 
nacionalización de la banca privada y las cajas de ahorros.
 6. Nacionalización de los sectores 
estratégicos de la economía. Ley sobre la Obsolescencia 
programada. 
 7. Desarrollo de los contenidos de los Títulos 
Preliminar y VII de la Constitución. 
8. Control y democratización de 
los canales de distribución y comercialización del sector primario de la 
economía a fin de evitar situaciones de oligopolio que inciden negativamente 
sobre los precios pagados a los productores y sobre los precios pagados por los 
consumidores.
 9. Efectiva separación entre las iglesias y el 
Estado.
 10. Reforma del Sistema Electoral en el sentido de implantar 
otro proporcional, con las CCAA como circunscripción y un colegio nacional de 
restos