Los nacionalistas agitan las banderas para que no veamos la realidad de
paro, pobreza, injusticia y corrupción. Sean de donde sean. Los
nacionalismos usan los sentimientos de
comunidad de la población para sacar ventaja política en beneficio de
las clases dirigentes y acaudaladas.
Decir que la independencia de
Cataluña solucionará los problemas económicos y sociales de la población
catalana es tratar de engañar a quienes se dice defender.
Que la
Asamblea de Extremadura pida la aplicación del Artículo 155 en Cataluña
es otro alarde de nacionalismo, en este caso españolísimo, para ocultar
la vergonzosa realidad de una Extremadura saqueada y abandonada a su
suerte, donde emigran los jóvenes y la población envejece y se reduce,
donde hay miedo a significarse políticamente, donde el 44% de la
población está en riesgo de exclusión, única región de España que
continúa siendo de atención prioritaria para la UE, la región más pobre
de España, la sexta de Europa, con siete pueblos entre los diez más
pobres de todas las localidades de España; por no hablar del
ferrocarril, las condiciones laborales, etc.
Sin embargo PP, Ciudadanos y
PSOE quieren convencernos en Extremadura de que la prioridad es decirle
al Gobierno de España que intervenga las instituciones catalanas. Al
parecer no hay que pararse un momento a reflexionar sobre a quien le va
bien y a quien le va mal con esta situación intocable, no vaya a ser que
nos demos cuenta que tanto en Extremadura como en Cataluña se
benefician y se perjudican siempre los mismos.
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