Esta mañana en Valle de la Serena nos hemos despedido del compañero Francisco Tamayo, con un sencillo pero emotivo acto de reconocimiento, de respeto y de cariño a un hombre de izquierdas que ha sabido luchar hasta el final.
EXTREMADURA
Quiero ver en la lejanía de tus campos florecidos,
quiero escuchar el susurro de las aguas de tus ríos.
Quiero respirar profundo el aroma de tus jesas
meterme en tus entrañas para así sentir eso que solo tú tienes,
esa calma primitiva que todavía mantienes.
Abrazar el aire quisiera en tus campos florecidos
y mojarme los zapatos con las gotas de rocío.
Al llegar la primavera con su manto de colores
todos los campos se visten del color de tus flores.
Amarilla la retama, rojo para la amapola,
blanco visten los jarales y azul cielo morado se cubren los tomillares.
Esa encina centenaria, que por el paso del tiempo tiene el tronco podrido
las ramas se le secan por el tiempo que ha vivido
pero sigue resistiendo al viento, calor y frío.
Se agarra a sus entrañas como si garras tuviera
pero la muerte las llama, ya no habrá más primaveras.
Yo como la vieja encina a ti me quiero agarrar
pero llegará el momento en el que no pueda aguantar más.
Cuando la muerte me llegue y me tenga que marchar
solo sentiré tristeza por tenerte que dejar,
no disfrutar de tus jesas con sus bellos encinares,
no poder pisar tus campos, ni contemplar tus jarales.
Hasta siempre Compañero.
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