Jorge López Ave
Corre la idea de hacer un gran acuerdo de todas las fuerzas (organizaciones de diversa índole, particulares, medios de comunicación…) contra la política económica, social, sanitaria, educativa, cultural y mediática del gobierno. Se argumenta para ello que sólo un gran bloque contra el PP podrá detener el ataque a los derechos y conquistas de los trabajadores, labrados durante décadas. En esa especie de concordato cabríamos todos, desde sectores conservadores moderados descontentos con las medidas de Rajoy hasta el anarcosindicalismo, pasando por socialdemócratas, verdes, marxistas, grupos republicanos, feministas, indignados, laicos, es decir, todo lo que no sea PP ni ultraderecha cabe en esta oposición-operación.
La propuesta trae consigo algunas trampas que sus creadores han planificado a la perfección, y que sólo mencionarlas puede dificultar la tan anhelada (e interesada) unidad. La primera es que oponerse a la propia propuesta por desconfiar de dónde viene y qué pretende, es hacerle el juego al PP y la derecha porque, como es sabido, si no se está contra ellos es que eres uno de ellos (aunque no lo sepas). La segunda es que, dado lo necesario que resulta quitar a este gobierno, (y como casualmente sólo hay un partido que pueda sustituirlo, que para eso esto es un bipartidismo casi perfecto), hay que hacer votos para que cuanto antes el PSOE de Rubalcaba vuelva al ejecutivo. Y eso usted lo puede apoyar de varias maneras, con fervor, con entusiasmo, con desdén, con resignación por ser el menos malo posible o –si tiene problema de conciencia- mediante el voto a otras fuerzas de oposición que pactarán con urgencia con Alfredo Pérez a cambio de algún sillón, eso sí, progresista. Sólo se exige, en cualquiera de los casos, que no use la memoria para recordar lo que es la socialdemocracia cuando gobierna. En este grupo de oponentes al PP usted puede participar como desee, informándose por el Grupo Prisa es fundamental y decisivo, pero también con Plataformas de apoyo a lo público, incluso con banderas republicanas y soflamas revolucionarias, todo vale de momento para erosionar al gobierno.
Visto todo lo anterior urge articular un gran Frente sí, pero de carácter anticapitalista, antisistema, sin obsesiones por el tema electoral y muy pegadito a las batallas laborales y a las movilizaciones. Esto es, que se oponga con todas las fuerzas al gobierno del PP, pero también al del PSOE (y sus aliados) en Andalucía y en cientos de municipios, y al de CiU en Cataluña. A los tres por igual, y lo haga con propuestas revolucionarias y de sentido común (muchas veces son la misma cosa). Este Frente antifascista no va a gustar a los que piensan sacar tajada electoral de esta estrategia de “todos contra el PP”, pero al mal llamado “sistema democrático” ni tocarlo, y con él ni a la monarquía, ni a la OTAN, ni a la economía de mercado, ni a la Iglesia, ni a las bases militares yanquis, ni a la ayuda pública a los bancos, ni la sacro-santa unidad nacional…
La izquierda debería aprender, de una vez por todas, que siempre hay sátrapas disfrazados que son expertos en recoger lo sembrado con luchas y movilizaciones. La lucha es contra ambos, contra PP y PSOE o no es, porque el enemigo es el capitalismo, de lo contrario se corre el riesgo de ponerle alfombras a algún Alfredo, mientras los Botín sonríen.
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