Pedro Escobar Muñoz
Han leído bien, moción, no misión imposible. Sin embargo, es evidente que estamos hablando de la hipotética moción de censura que tumbaría al señor Monago, devolviendo la presidencia y el Gobierno extremeño al señor Fernández Vara.
Esta
posibilidad viene siendo sugerida desde los más distintos voceros. El PSOE, por
boca de Rubalcaba, lo propuso en su reciente visita a Extremadura con motivo
del congreso regional socialista. Desde Madrid también llegan los insistentes
consejos de la Dirección Federal de IU. Desde Extremadura lo propone todo el
entorno social, sindical y mediático del socialismo extremeño y la parte de
IU-Extremadura que desde el principio apoyó la opción de investir a Vara y que
lejos de asumir la decisión mayoritaria no han dejado de escenificar y airear
todo lo posible sus discrepancias.
Ante
tal convergencia de presiones parece inevitable que más pronto que tarde se
produzca el vuelco político que supondría la presentación y éxito de la moción
de censura.
Sin
embargo, tras una breve retrospectiva sobre cómo se tomó la decisión, cuya
ejecutoria fue reconocida como ejemplar, y una ojeada sobre la evolución del
marco político extremeño, los nuevos datos y actuaciones que hemos ido
conociendo (Feval, aeropuerto, Festival de Mérida, déficit…) o la atmósfera
creada en el Parlamento extremeño, podemos concluir que la moción es imposible.
La
iniciativa solo corresponde al PSOE por el número de diputados necesarios para
presentarla pero el éxito depende de IU. Eso es lo que la hace imposible.
¿Qué
tendría que ocurrir para que IU le devolviera el poder al PSOE? Tendría que
responderse afirmativamente a varias preguntas. La primera, sobre el origen y
naturaleza de la crisis. ¿Pensamos que el PSOE no tiene nada que ver en la
situación actual de España y de Extremadura? Si creemos que es así, daríamos
nuestro apoyo a la moción de censura.
Pero
en IU-Extremadura seguimos pensando que la crisis viene de lejos, que es de
larga gestación y que el PSOE ha sido fiel y a veces fanático seguidor de las
políticas neoliberales, de las privatizaciones, del adelgazamiento del Estado,
del recorte de derechos sociales y laborales… ¿Se puede tomar en serio el nuevo
discurso del PSOE cuando solo han pasado unos meses de la reforma
constitucional sobre el techo de gasto, que pactó con el PP a espaldas de los
demás partidos, y que abre la puerta a la intervención de Ayuntamientos,
comunidades autónomas, etcétera?
La
segunda pregunta tiene que ver con la credibilidad o confianza que inspira el
PSOE. ¿Nos creemos el nuevo lenguaje y el nuevo programa que ya ofreció
Rubalcaba en las elecciones generales y que continúan ofreciendo los líderes
del PSOE desde que están en la oposición?
Si
nos lo creemos, adelante, sería lógico que apoyásemos la moción de censura.
Pero la mayoría de IU y millones de ciudadanos que ya lo dijeron el 20 de
noviembre están convencidos de que el cambio de lenguaje y de programa se debe
únicamente a la circunstancia de estar en la oposición. La lista de ejemplos en
que esto ya ocurrió sería larguísima.
La
tercera pregunta sería sobre el estado anímico de IU-Extremadura un año
después. ¿Nos hemos arrepentido o asustado por las consecuencias de la decisión
tomada aquel lejano 20 de junio o por las públicas y repetidas reprimendas de
la dirección federal?
Si
fuera así, apoyaríamos la moción de censura para librarnos del sentimiento de
culpa y recuperar el afecto de la dirección.
Más
aún, no sería necesaria la suma de las tres condiciones. Bastaría solo una, el
exonerar al PSOE de responsabilidad, creernos su nuevo mensaje o simplemente
que estemos arrepentidos. Cualquiera de ellas sería suficiente para devolver el
poder al PSOE, pero no se da ni una, las tres preguntas reciben un no rotundo y
por tanto la moción es imposible.
¿Quiere
esto decir que el señor Monago tiene garantizada la tranquilidad para toda la
legislatura? En absoluto. Cometería un grave error, el mismo error de quienes
interesadamente se empeñan en identificar la abstención con el apoyo, aunque
uno y los otros sepan que IU no tiene más compromiso que sacarle todo el jugo
democrático posible a un Parlamento sin mayoría absoluta.
La
moción de censura es posible si la provoca el señor Monago, si gobierna mirando
y escuchando más a Madrid que a Extremadura o si pretende gobernar como si
tuviera mayoría absoluta.
IU-Extremadura,
a pesar de las presiones, va a seguir gestionando su decisión, pensando en
Extremadura y los extremeños, con responsabilidad, autonomía y sin jugar a la
ruleta rusa. Podemos ser interlocutores del PP y del PSOE, pero socios no. De
ninguno.
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